Cianuro De Potasio

Por A.G Mirochnick

Volá Literaria

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Lince, así le decíamo hermano. Yo nomás con otros cabros sabíamo que se llamaba Sebastián, y si te estoy hablando esta hueá es pa’ que aprendai algo, pa’ que no vayai a fiarte mucho, porque por ahí en la calle te vai a topar con cualquier sapo culiao que te va a querer cagar. Hermano, después que te cuente lo que pasó vai a andar con más cuidao en tus callejiás, te lo doy por firmao.

Calmao, deja enrolar uno primero. Toma, pónmelo arriba del papel…, eso así. Cacha esta técnica po’, y vos te querís comprar una de esas máquinas pa’ hacerte los pitos pajero culiao, tenís que domesticar los deos que pa’ eso son. Ya está, ¿tenís fuego…? ¡Si te lo voy a devolver oh! Vale hermanito, deja quemar un poco y te los paso… COF… COF… COF… Pásame la chela por fa’…, oh vale, tos culiá, toma fuma y te cuento. ¡No lo dejis babiao sí!

Ya mira escucha, vos no llevai mucho tiempo juntándote con nosotro, pero igual te vai dando cuenta que cada junta es la misma hueá: curarse en la plaza con puro trago fuerte, dejarla pasá al sucio cripy, pegarnos sus saques pa’ quear prendío y seguir vacilando, o pa’ quear entero duro por si hay que pescarse a combo. Las huachas tampoco faltan nunca en el vacile; se pasa bien con las cabras que les gusta carretiar, y siempre está la mina rica que uno se quiere agarrar.

Toa la vida hemo andao en la misma volá, de antes de conocerno hermano, cuando yo con el Seba éramo cabros chicos y recién comenzábamo a juntarnos. Incluso éramo peores en esos tiempos: entrabamo a robar a las casas bonitas que queaban en el cerro, primero mandaos por los más grandes, pero después por el gusto que le agarramo a la hueá. Fue ahí que el Seba se ganó su apodo, porque el culiao era ágil y entero sigiloso, ¡terrible audaz sí! Yo no era menos sí po’, por algo me dicen Félix… ¿No lo cachai? Es un gato de unos monos que le gustaban a mi taita, él me empezó a decir así cuando cachó que le ponía.

Ya hermano, no quiero hablar mucho de esa etapa, solo te digo que nos sirvió pa’ formar un lazo, ¡si toas las veces que nos llevaron detenío unen pos culiao! Después conocimo al resto de los cabros y formamo un piño más grande. Ahí comenzamo a dedicarno a asaltar a los cara e’ lonjis que se acercaban mucho pa’ la Exequiel. “Celular y billetera al toque” les decía yo, pero con violencia sí po, a lo maldito. Cuando se querían hacerse los shoros les pegábamo un puro cuchillazo y ahí quedaban…

Después, cuando ya teníamo como catorce años, también dejamo de asaltar, tampoco queríamo terminar como el Cisarro. De ahí en adelante puro negocio pa´ hacernos las moneas…, bueno igual seguimo robando, pero ahora tenemo nuestros trucos, lo hacemo a lo vío, porque igual tu cachai que los vicios son caros.

Desde ahí que ya casi ni vamo pa’l colegio, pero todavía no entrabamo al dos por uno entonce. Yo con el Lince preferíamo quedarno en la calle pasándolo bien, haciendo las monedas pa’ comprar sus pirchas finas y esas hueás. Recorríamo todo Santiago y conocíamo los lugares más brígidos, donde había merca de la buena.

¿Te acordai del tío?, ¿el que vende falopa en El Canal? Jajá si sé que hay como mil narcos que les dicen así allá… Bueno la hueá es que la primera vez que fuimos pa´ Conchalí lo conocimo. También me acuerdo una vez que fuimos pa’ La Pintana; andábamo con unos cabros de Puente que tenían cañones y con unas huachitas terrible ricas. Nos encontramo con un cabro pastero a la entrada de una pobla, un angustiao como de trece años; el lonji trató de aprovecharse de una de las minas, y los hueones de Puente lo reventaron a balazos, quedó hecho pebre el loco y nos tuvimo que ir corriendo rajaos…

Calmao que ahí viene un loco, ahí con su perro, está fumando, ¿por qué no le pedís un cigarro? ¿Qué lo haga yo? Sha pa’ qué po’, no seai malalla… A hermano que eris chato, ta bien sí, yo se lo pido. ¡Hermanito, sí tú, ¿te sobra un cigarro?! ¿Sí? Oh vale hermano gracias, tuviera unos pesos te lo compraría lo juro. ¿Dos? A hermanito uste es un santo, que le vaya bien, ¡gracias! Se rajó el culiao ¿o no? Menos mal, si no lo cogoteo, a hermano si te estoy hueando jajajá, ya no ando en esa. Tranqui, todavía tengo tu fuego…, toma, préndalo mi huacho…

Bueno hermano y la hueá es que esta forma de vivir nos trae problemas po’, pa’ qué hacerse el hueón, si nos hacemo enemigos, nos agarramo con los pacos, nos persigue la envidia y toas esas mierdas. Lo que le pasó al Lince va más por lo de la envidia, la rivalidá, el rencor…, cuídate de esas cosas mi huacho, y de la traición, mira que tú te voltiai y hay como veinte hueones sacando los cuchillos.

Yo con el Seba conocimo mucha gente cuando entramo al dos por uno, algunos eran cabros shoros, otros unos perkines culiaos, y otros… Remi le decían al loco, no me acuerdo bien por qué, pero esa hueá da lo mismo, importa lo que pasó entre él y el Lince.

Al Seba le gustaba una mina del dos por uno. Adiva quién era po’ hermano…, ¡exacto!, era la ex del Remi. Se llamaba Karina, y al loco le calló como patá en la guata cuando supo que se estaba pelando con el Seba. Un día los pilló en un pasillo comiéndose; yo justo estaba por ahí y vi cómo le fue a echar la aniñá. El Lince se picó y al tiro empezaron los empujones y los manotazos. La mina desesperá los trataba de separar, pero llegué yo y le paré los carros al otro loco, aunque no sirvió pa´ na porque igual se agarraron a la salía.

Me acuerdo que salimo juntos, y había caleta de lonjis esperándono afuera; no sabían na’ que los íbamo a reventar. Al principio la tuvimos difícil, porque los maricones se tiraron todos juntos, pero después nos llegaron refuerzos y dejamo la pura cagá’ afuera del dos por uno. Los profes llamaron a los pacos, pero los hueones llegaron cuando ya se había apagao la mocha. Lo malo es que no se había apagao toa, porque había dos hueones que todavía estaban peliando: el Seba y el Remi. Los subieron a los dos al reten y se los llevaron juntos. El Lince pasó la noche en el calabozo y después estuvo un mes en el CENAME porque aparte le pillaron otras hueás cuando le revisaron la mochila, hasta que su mamá lo pudo sacarlo después de comprometerse a ser más responsable con él; no pasó na’ sí.

Obvio que después de esa hueá el Lince con el Remi quedaron con odio, con rencor, con ganas de masacrarse po’, más cuando al otro culiao lo echaron cagando del dos por uno, porque tenía un historial de cagás mucho peor que el del Seba y aparte porque todos decían que él había comenzao el conflicto. Lo bueno fue que el hueón desapareció y no molestó más, entonce todo fue más piola, con el Seba saliendo con la Karina y yo aprendiendo a improvisar. No soy na rapero, vos cachai que soy más flaite que la chucha, pero igual le pongo.

Espera, que entre el cigarro y el pito estoy entero seco…, ¿queda el puro concho de la chela? PUTA LA HUEÁ… ¿Qué poní esa cara? Aer, con qué andai en la mochila… ¿Que me vay sorprender? No…, oh hermanito te amo, ¿esa te la choriaste del Ekono? Buena la hiciste, si no no te podía seguir contando. Deja yo la abro con el encendedor…, ahí ta, ahora, sorbo al suelo y pa’ la garganta… Aaah cerveza culiá refrescante, toma hermano beba.

Ya po’ y después de eso pasó caleta de tiempo, meses enteros super piola, dicen que después de mucha calma aguarda la media tormenta, y así fue.

El Seba se aburrió de la Karina y le terminó. Igual ya se la había cagao un par de veces, así que prefería terminar con el hueveo altiro, si ya no estaba ni ahí con la loca. Lo malo es que ella se lo tomó super mal hermanito, ¡hizo un escándalo de la conchetumare! Pero el Lince no la pescó más y la mina se fue, desapareció. No supimo nada de ella hasta que un día así de pura casualidad cachamos que caleta de gente le estaba escribiendo en el muro del face, así los medios testamentos, y al toque cachamos que algo le había pasao. La loca se había muerto po’…

La noticia como que nos dejó medio shockiaos, así que empezamos a leer los testamentos a ver qué hueá po’. De lo que cachamos a la mina la habían matao, o eso creían todos, porque la loca había salío a trotar un día y nunca volvió. Después como a los dos días apareció su cuerpo entre medio de unos arbustos, en una plaza cerca de su casa. Todo eso lo vimos en una noticia que había compartido la mamá, porque parece que se metió la tele y toda la hueá. Salía un paco diciendo que se murió de un fallo cerebral, la habían envenenao con cianuro después de un forcejeo donde le habían pegao los meos combos.

El Seba igual quedó tocao con la noticia, si a pesar de to igual le guardaba cariño a la Karina. En nuestro circulo teníamos hartos conocíos cercanos a ella, así que organizamo un carrete en su honor y quedamos de juntarnos en una placita bien piola de Macul, cerca de la Santa Julia. ¡En ese maldito carrete fue donde pasó to hermano!, no te preocupis si me tiembla la voz, es que me arde el alma cuando me acuerdo.

Antes de ir tuvimos que abastecernos, así que después de unas tranzas nos fuimos pa’ Conchalí a comprar falopa y sus buenos finos. Nos regresamos pa’ nuestro lao con la merca y llegamos al lugar a juntarnos con los cabros, ahí nos organizamos y fuimo a comprar el copete. Me da risa porque encuentro que la muerte de la Karina fue motivo pa’ desplifarrar más que pa’ llorar, pero así es la gente maldita hermanito.

Cuando estuvimos listos con lo último, nos instalamos en la plaza, sacamos toas las existencias y aclaramos qué hacer si venían los pacos. Luego nos pusimos a vacilar pulento hermano: jalamos, quemamos, tomamos, hasta culiamos algunos y to en la primera hora de carrete. Se estaba pasando super bien, pero de repente se apareció alguien que creíamos desaparecío.

Yo estaba con el Lince freestaliando entero piola cuando de repente todos se quedaron callaos y apagaron el parlante, entonces me cagué de susto porque pensé que habían llegao los verdes y yo estaba entero duro y volao como piojo, pero cuando me di vuelta pa’ cachar me encontré con el Remi po’, el ex de la Karina, el mismísimo se había presentao allí. Yo creí que el Seba se le iba a tirársele po’, si estaba entero duro igual que yo, pero no lo hizo. Los cabros le preguntaron que qué andaba haciendo, y el loco nos preguntó que si podía unirse al vacile, que para él la Karina había sío super importante y puras hueás, si hasta pidió perdón por todos los conflictos que había tenío con el Seba, y este al final, aunque desconfiao -yo no más lo noté porque era mi broda-, le dio la bendición pa’ que se nos uniera.

Oye, ¿tenís su pipa?, ¿no? Puta…, yo tengo en el banano un matacola, pero es de estos rancios, un encendedor culiao que le hice un hoyo raspándolo en la vereda, así lo hacíamos de pendejos. Cacha po’, ni aluminio le puse a la hueá. Será po, ocupémoslo, dame la colilla… COF… COF… COFF COFF COFF… Oh la hueá buena, dale tú, eso, pero no te atorís culiao… Oh culiao te está dando el meo ataque de tos. ¿Ya estay bien? Toma chelita, ahí me la pasai tranqui… Dale, me toca… oh ya me recompuse, hermano siento que no me vuela na esta cagá.

Ya po’ en qué estaba… Oh cripy culiao no me acuerdo… ¡A verda! Al principio la hueá estaba rara, terrible tensa, pero el Remi se estaba comportando super respetuoso, piolita, entonces todos se empezaron a relajar y volvimos a la buena volá’. Hasta el Seba se estaba llevando bien con él, recordando cosas de la Karina y qué se yo. El único que no le compraba mucho era yo, no sé por qué, si mi ángel de la guarda me protegió o si fue el instinto… ¡Qué te reís pesao culiao, si sabis que yo soy creyente! Con las que he salvao…

Ya como a las cuatro de la mañana estábamos pa’ la cagá, hechos mierda y buitriando, así que nos pegamos cualquier saque pa’ reactivar los circuitos, pero te aseguro que ya ni sabíamos qué hacíamos ahí aparte de ruido. La energía nos duró como pa’ dos horas más y seguimos cantando, poniendo música, gritando hueás, hasta que de repente llegó un hueón que vivía por allí y nos pateó el parlante, ¡rompió la hueá el cochino culiao! Ahí todos saltamos a echarle la shoreá al perkinaso; era un viejo culiao alegando por el ruío. Yo me paré y estaba a punto de chantarle su combo en el hocico cuando veo que el Remi con el Lince se le tiran a la par y le sacan la chucha. El perkin culiao se escapó así pa’ la cagá to’ ensangrentao y amenazando con llamar a los pacos, pero nosotros no le dimos bola. Lo malo fue que con ese incidente el Lince le agarró cualquier confianza al Remi, mientras que yo seguía desconfiao y puta que me arrepiento de no haber hecho alguna hueá.

Ya estaba amaneciendo y no queríamos parar, pero ya estábamos cabeceando del sueño, no como me hubiera gustao. Pa’ más remate no nos quedaba falopa y nos estaba viniendo la maldita caña, ¡todo mal po’! Pero de repente el Remi culiao se las da de salvador y saca la terrible bolsa de merca, su saco como de veinte lucas, hasta yo lo amé por un momento. Todos se tiraron encima por su parte, y eso que había suficiente, ¡angustiaos culiaos po’!

Igual yo esperé, porque la emoción se me pasó al toque y me volvió la desconfianza. Fui el último en recibir el polvo y me lo eché arriba de una hoja de papel, después hice la línea con el carné y me la jalé entera de una pura pasá, con un pedazo de pajilla que usaba pa’ pegarme saques. Cuando la falopa me entró en la nariz altiro sentí algo raro, estaba como dura, rasposa, hasta me hizo sollozar. Los otros estaban muy drogaos y yo cacho que por eso no lo sintieron, pero yo boté esa hueá de mi nariz porque era la más penca que me había metío.

Calmao que vienen unas cabras… ¿Qué pasa cabras? No, no tenemos ni un cigarro perdona linda. Pero ¿sabis qué?, andaba un loco pasiando a su perro que nos dio dos cigarros, uno pa cada uno, entero rajao, si te lo topai pa’ allá pídele, parece que se fue pa’ ese lao del parque… Estaban ricas ¿o no? ¡¿Cierto?! Más que un cigarro me gustaría haberle dao… ¿Cómo que ordinario? Shi ¿y vos? Seguro no soy peor jajá… Ya oh no me desconcentris po’, si sabis que estoy volao…

Te estaba hablando que el Remi se sacó una falopa y… A ya po’, los que me cacharon que boté la hueá me empezaron a hueár por estarla desperdiciando, pero los callé de un puro grito y miré al Seba: estaba jalando como loco, consentido del Remi, que ni un saque se había pegao. Más encima dijo que tenía que virarse por no sé qué hueá de la mamá y ya me estaba pareciendo raro, porque nadie es tan generoso con la merca. Igual no le dije nada y dejé que se fuera, dejé que se me escapara el maricón…

Y ahora viene la parte más mierda hermanito, así que pon atención. Al rato de que se fuera este hueón los cabros se empezaron a sentir mal. Algunos vomitaron, no puro copete, también sangre, y otros se desmayaron sangrando por la nariz. Era obvio que la falopa tenía algo raro, porque a mí también me ardió la nariz pero no llegó a más porque había botao la hueá. Lo peor de to’ fue ver a mi hermanito Lince, ahí tirao en un charco de sangre y bilis, convulsionando pa’ la cagá y yo sin saber qué hueá hacer, porque parecía que todos se estaban muriendo al lado mío… Tranqui si estoy bien, te dije que me ponía bravo contarte esta hueá.

Llamé a emergencias y los conchesumare no llegaban nunca. Me explicaron cómo hacerles primeros auxilios y toa la hueá pero yo no cachaba na’, y después cuando llegaron se los llevaron a todos de urgencia menos a mí, que me pescaron los pacos pa’ interrogarme, si como había droga implicá los convocaron altiro y me interrogaron brígido, pero cacharon que yo no era el culpable y me dejaron ir, tuve que sapiar al Remi sí, y con gusto, porque yo sabía que si a ese no lo enjaulaban yo lo iba a matar.

Me fui al hospital donde se habían llevao a mi broda, y donde todavía seguían la mayoría de los cabros. Estaban todos con riesgo vital, menos el Lince, a él no lo encontraba por ningún lao, así que le pregunté a una enfermera dónde estaba. Te juro que en su cara vi la incomodidad. Me llevó con un doctor y…, y me dijo que mi hermanito se había muerto… Perdona si me salen lágrimas, vos sabis que no soy na’ maricon, pero me da pena.

El doctor me explicó que lo que habían encontrao en la nariz del Seba no era solamente falopa, sino que la hueá estaba super mezclá con cianuro de potasio, que es como una forma de cianuro pero que parece sal, o más bien es sal, y que cuando estai pa’ la cagá de volao y curao ni te dai cuenta de que no es cocaína. Como el Seba se metió tanta de esa hueá el culiao reventó por dentro prácticamente, y sufrió muerte cerebral, más o menos lo mismo que pasó con la Karina.

En los días del funeral y el duelo estuve entero de pendiente a to lo que averiguaban los pacos y los ratis sobre el paradero del Remi, llamaba tos los días a la mamá del Seba pa’ que me contara qué le decían, pero el otro hueón había desaparecío y seguro que no pensaba volver. Parece que los papás no estaban ni ahí con él. Ya se había llegado al consenso de que era el principal sospechoso de la muerte de la Karina también, y yo me pasiaba por to Santiago mostrando su foto, de hecho hasta el día de hoy lo hago, hasta hacerlo pagar…

Ahora hermano, ¿entendiste por qué te conté esto? Quiero que aprendai a no fiarte, a cuidarte la espalda sobre to en la calle, que está llena de lacras culias como el Remi, que por rencor y envidia trató de matarme a mí y se pitió a mi mejor amigo y a su ex. Por eso nunca le aceptis droga a cualquiera, ni copete ni nada, y trata de no hacerte ataos con nadie por minas a menos que lo valgan. ¡Pero hazme caso hermanito! Sin fiarse. Cuando cachis que andan hueones como el Remi alrededor, avíspate y dales plomo a los culiaos. Tenis que hacer desaparecer a tus enemigos al toque o nunca te van a dejar de perseguirte.

Ahora déjame contarte un secreto: la hueá es que yo llevo caleta buscando el paradero de ese culiao, y por fin lo conseguí. Me dijeron con toa seguridad que está viviendo en una casa ocupa, allá en La Floría, así que yo voy a ir pa’ allá a buscarlo. Ya tengo fierros, sables, toa la hueá pa’ pitiármelo, y me lo voy a pitiar hermano, porque ese culiao es mi enemigo y me quitó a mi hermanito del alma, así que yo lo voy a matar como sea, y no me importa si me pillan y me meten preso, ya no me importa na’…

Fin

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Volá Literaria

Relatos literario originales de mí, A.G Mirochnick, para compartir con el resto del mundo y avanzar en el cumplimiento del sueño de volverme escritor. 🇨🇱